En este segundo día vamos a visitar el valle de Yosemite, con su espectacular cascada y dos mitos del alpinismo, el Gran Capitán y Half Dome. Ya por la tarde cruzaremos la cordillera y al otro lado de la misma visitaremos Mono Lake de camino a Mammoth Springs, una gigantesca estación de esquí donde dormiremos.
Nos levantamos pronto y desayunamos en Oakhurst, recogemos nuestras cosas y llenamos el depósito del coche, porque en Yosemite apenas hay gasolineras, y a eso de las 9:30 horas estamos entrando en el parque y una vez pasada la entrada al parque nos dirigimos a la izquierda para ir a Yosemite Valley.
Nuestra primera parada es Tunnels View, que es un mirador que se encuentra a la salida del túnel que une Wawona con Yosemite Valley, y desde donde obtenemos unas estupendas vistas de Yosemite, el Gran Capitán y a lo lejos Half Dome, el otro mito de los alpinistas en Yosemite.
A escasas millas cogemos una vía de una única dirección que circunvala el valle de Yosemite, de tal forma que hay que ir con precaución pues si quieres ir a alguno de los múltiples miradores que encontramos en el camino, como por ejemplo la cascada Bridevail, que está espectacular en Mayo, hay que estar atentos o como te lo pases no vas a poder volver a él salvo dando una gran vuelta (no lo recomiendo, porque siempre hay un mirador un poco más allá tan bueno o mejor que el anterior), aunque hay que decir que todos los puntos turísticos se encuentran bastante bien señalizados todos ellos.
Nosotros paramos en un par de estos miradores antes de llegar al parking principal de Yosemite Valley, nos detuvimos en aquellos desde donde nos parecía que había mejores vistas sobre el Gran Capitán, que es lo más visible de Yosemite en este lado de la carretera.
Al llegar al parking de Yosemite, un amable ranger nos muestra donde debemos aparcar y nos indica los sitios desde donde salen los autobuses gratuitos. Para aquellos que vengan más días y tengan ganas de andar, esta es la mejor forma de moverse por el parque, porque estos autobuses nos llevan a todas las cabeceras de las principales rutas y pistas por el valle, de tal forma que tras hacer la ruta llegas al coche de nuevo, y será la única forma de moverte por el valle en verano, cuando hay muchos visitantes y se complica enormemente aparcar en los sitios más famosos.
Nosotros cogemos el autobús que nos lleva a la cabecera de la ruta Lower Yosemite Falls, que es la ruta que recomiendo para aquellos, como nosotros, que no tengan excesivo tiempo para estar en Yosemite. El autobús te deja justo a la entrada de una senda circular sin pérdida que te lleva justo a la parte baja de las cataratas de Yosemite. El sitio es realmente bonito, pues la senda va por el medio de un bosque y de repente aparece entre medias de los árboles la catarata, una de las más altas de Norteamérica. La caminata os llevará aproximadamente una hora, y decidimos no esperar al autobús de vuelta, pues el pueblo de Yosemite está bastante cerca, se puede ir andando, y así aprovechamos para comer algo antes de seguir con nuestra ruta.
Al llegar de nuevo al parking, cogemos el coche y nos dirigimos hacia El Portal, parando en alguno de los miradores cercanos a la entrada norte, y que vuelven a ofrecer una vista espectacular del valle de Yosemite, y en las inmediaciones de este pueblo cogemos el desvío de la carretera CA-120 hacia Tioga Pass, un puerto de montaña en el que subimos hasta aproximadamente los 3000 metros pero que no tiene ninguna dificultad para el que vaya conduciendo.
Nuestra primera parada hacia Tioga Pass es Olmsted Point, una de las vistas más famosas de Yosemite, y nuestra siguiente parada es Toulowne Meadows, unas inmensas praderas de montañas situadas en un sitio casi paradisíaco. Tras parar en el lago Tenaya, un precioso lago situado a unos 2.500 metros de altura, comenzamos nuestro descenso hacia Lee Vining y Mono Lake, nuestro próximo destino.
Mono Lake es un lago de montaña que tiene una gran salinidad, lo que genera unas espectaculares estructuras de sal, que llaman tufas, con caprichosas formas. De forma natural, estas tufas se encontrarían sumergidas, pero el uso abusivo que se hizo del agua de los ríos que vertían sus caudales a este lago para abastecer California provocó que el nivel del mismo bajara más de metro y medio y salieran a la luz todas estas estructuras. Mono Lake es además una reserva natural de aves, y en épocas de cría y anidamiento las aves se pueden contar por miles en el lago.
Al llegar allí, a eso de las 17 horas, nos encontramos en una caseta, en medio de la nada, a un ranger realmente simpático que en cuanto se entera de que somos españoles nos comienza a explicar sus andanzas por Bilbao y Barcelona, se nota que el pobre pasa bastante tiempo sólo y tiene ganas de charlar con alguien. Tras explicarnos el parque, pagarle la entrada ($5 por persona, y está incluida la entrada en el pase America the Beauty, el pase anual para todos los parques nacionales de Estados Unidos) y darnos un mapa para no perdernos, nos deja entrar y enseguida comienzas a ver las primeras y espectaculares tufas mientras atardece al fondo del lago. La paz que se respira dentro del parque es increíble, no hay ruidos, sólo estás tú y oyes a lo lejos las bandadas de aves, un sitio con muchísima paz y sin lugar a duda una agradable sorpresa en nuestro camino hacia Mammoth Lakes, la famosa estación de esquí donde vamos a dormir hoy, a la que llegaremos a eso de las 18:30 horas, y donde cenaremos justo enfrente del hotel donde nos alojamos, tal es el cansancio que llevamos de un día precioso pero agotador.
El hotel donde nos alojamos fue el Motel6 Mammoth Lakes, que había sido reciente reacondicionado y que está bastante bien, justo a la entrada del pueblo por lo que te evitas subir hasta la estación de esquí si uno no quiere, además justo enfrente tienes unos buenos restaurantes donde cenar o desayunar al día siguiente.